LA APUESTA
Espejismos
Ante el espejo que la miraba fijamente veía a aquella persona de aspecto muy joven, de semblante risueño, y con una amplia
sonrisa, pero era ficticio, una fantasía. Había retrocedido en el tiempo.
Actualmente ya no era una jovencita. Aquel recuerdo había quedado muy nítido en su mente, y asomaba
muy a menudo a su memoria, como en este instante que estaba contemplándose ante
el espejo.
Lo
recordaba muy bien todo lo sucedido, se
trataba de una apuesta muy fuera de lo común. Las dos amigas inseparables que querían
saber quién de ellas aguantarían mejor la bebida.
Una
botella de cava fresca, por cabeza, y para que no fuera sólo una bebida dejaron
a su alcance unas almendras para poner en su cuerpo algo más que el líquido
espumeante.
Escuchaban
un programa de radio que a las dos les gustaba. Y sin saber el motivo, ambas
empezaron a reír sonoramente. Quizás fuera debido a los comentarios de los
locutores de la emisora. La cuestión fue que las risas se convirtieron en
compulsivas, y sin poder remediarlo, llenaron todo el ámbito. No les importaba
llamar la atención. Se sentían muy felices, y eso era lo único que les incumbía.
Paró
en sus recuerdos, y se quedó absorta ante su propia imagen. La actual. Ahora sin
sonrisas.
En
aquel tiempo era normal reír por la cosa
más absurda siendo muy usual por sus pocos años. La vida era dulce, amable.
Sentirse querida por cuantos la conocían, era para ella la cosa más normal.
Siempre había sido de esta manera.
Pero
ciertamente que hubo un antes y un después de aquella apuesta tan inusual.
Despertarse
a media noche y comprobar que las últimas horas se habían borrado de su mente,
le hizo pensar profundamente en el peligro del alcohol.
Lo
último que recordaba, era su propia risa y la de su amiga.
La
apuesta había quedado en empate.
No
hubo ni ganador ni perdedor, solo el residuo de una pesadez constante sobre
todo en sus piernas y la mente en blanco, pues se habían borrado por completo las
últimas horas.
Pero
algo muy interno la estaba incitando a volver a repetirlo, sin necesidad de que
fuera una apuesta. Había quedado grabado en su mente aquel estado
semiinconsciente, que le produjo el alcohol. El hormigueo, la sensación de
poder volar muy lejos, se quedó en su conciencia, produciéndole una felicidad
inmensa. Esa sensación de euforia, ese poder distanciarse de lo que la rodeaba,
indudablemente se quedó grabada en su cabeza, como algo imperceptible, pero que
estaba allí. Necesitaba llenar aquel vacío, y el alcohol cumplía ampliamente el
deseo,
Ante
el espejo recordó que entonces no dominaba
ni su cuerpo ni mucho menos sus pensamientos, y eso precisamente lo
hacía más atractivo.
Vio
claramente que eran un verdadero peligro. Y los peligros suelen atraer como un
imán.
Dejó
atrás los recuerdos y así borró por completo la imagen de aquella
adolescente. Ahora la que tenía ante sí,
era la de una mujer madura cuyos ojos parecían buscar desesperadamente, aquello
que necesitaba con urgencia. Aquel rincón era su escondite perfecto, allí entre
los utensilios del neceser ocultaba a los ojos de los demás, una pequeña
botella. Se decía a si misma que sólo sería un trago corto. Pero nunca cumplía
su palabra. Necesitaba sentir en su garganta aquel fuego purificador, se decía
a sí misma tratando de convencerse.
Le
imagen del espejo la miraba entre enojada y compadecida, mientras ella, se preguntaba con amargura, cómo había podido
llegar a este estado.
Cada
vez le costaba más mantener el secreto a sus familiares. Se prometía que no
volvería a repetir la acción, pero sabía que no lo cumpliría. Antes de salir
mientras se enjuagaba la boca repetidas veces con agua y pasta dentrífica, se miró por
última vez al espejo. Hasta ahora le había dado buen resultado, confiaba en que
siguiera de esta manera. Y aunque se sentía mal, comprendía que sin ayuda, no lograría salir del bache,
que ella misma había propiciado.
Se
despidió de la imagen del espejo que le transmitió audazmente una mirada llena
de miedo y desaliento.
Se
alisó la ropa, cerró la luz, y salió para estar a punto cuando llegaran sus
familiares. Nunca nadie había sospechado nada y esperaba que todo continuara de
la misma manera.
No era
la primera vez que se decía a sí misma…”todo empezó por una apuesta absurda”
Julio
2017