miércoles, 27 de septiembre de 2017


INTRIGA

Espejismo

Otra vez ante este espejo,  quizás esperando un milagro.

Porque milagro sería, encontrar una cara sonriente, en lugar de ver la que tengo ante mí.

Pasan reflejados todos los momentos vividos anteriormente. Son muchos, y los hay de toda índole. Buenos, buenísimos, y no tan agradables. Pero todos acuden a la mente en cuanto me miro en el espejo.

Dicen que los ojos son el espejo del alma. Y en este momento la mirada fija solo revela tristeza, mientras mentalmente acude una pregunta.

¿Por qué no vienes?

¿Por qué no llamas?

Aunque los años han ido pasando inexorablemente, tú y yo seguimos siendo los mismos. Esos que compartimos muchas horas juntos años atrás. Pasamos juntos muchos momentos de nuestras vidas. Parece que lo has olvidado. Yo no he podido. Al contrario, a medida que pasa el tiempo lo recuerdo todo con más intensidad. Quizás por tu ausencia.

¿Para ti, pueden haberse esfumado?

Por mi parte desde luego no, pero compruebo que por la tuya parece ser que sí.

Vivimos alejados no solamente debido a los kilómetros que nos separan. Hay algo más. Algo profundo que parece haber abierto una gran brecha entre nosotros.

Y ante el azogue me pregunto ¿Cuándo? ¿Cómo?  Y sobre todo por qué.

No hay una respuesta.

Silencio a mi alrededor.

Sólo acuden las preguntas. Obviamente sin respuesta

Las dejo sin réplica. Me trago como puedo la tristeza mientras surge otra pregunta.

¿Qué he hecho mal?

 

Verano 2017

jueves, 21 de septiembre de 2017

ILUSIONES


ILUSIONES

Espejismo

 

Se miraba en el espejo mientras recordaba lo sucedido hacía escasas horas. El día había empezado pensando que por lo menos durante la mañana sería diferente. Ir de compras con su amiga era un aliciente.

Una vez hecha la compra, una tontería para su pareja. Dos camisas para completar el vestuario. El regalo era lo de menos, lo interesante era comprobar que aún mantenían la ilusión para este tipo de celebraciones.  Dejó la bolsa en la silla vacía que estaba a su lado, mientras charlaba con su amiga de las cosas más cotidianas. Los hijos por supuesto  ocupaban el mayor espacio.

Tras mirar el reloj, decidieron que ya era hora de volver a la rutina de la casa. La bolsa con las dos camisas las llevaba en una mano, mientras que en la otra tenía cogido el bolso. Sí… ese bolso donde caben las cosas más imprevisibles.

Le costó encontrar las llaves del coche. Por fin liberó una mano, y tras abrir la puerta ella y su amiga se metieron dentro, dirigiéndose  su casa.

Por el camino aún seguían hablando de las cosas más banales.

No obstante les llamó la atención, que un coche detenido ante el semáforo les hiciera señales. Sus caras eran muy sonrientes por lo que las dos se sintieron henchidas de orgullo, por el motivo que aún despertaran en los hombres una admiración. Ya eran madres y este acto tan sencillo hizo que se sintieran más animadas que de costumbre. Máximo cuando otro coche que las adelantó, también hizo unas señas amigables.

Ahora ante el espejo, recordaba que en aquellos momentos, las dos se sintieron muy halagadas.

Ahora  se miraba en el espejo y no sabía si reír o llorar.

En primer lugar aquellos hombres que les hicieron señales, no eran porque fueran dos mujeres bonitas. Simplemente les estaban indicando que encima del coche llevaban un paquete, que irremediablemente lo perderían si no paraban para ponerlo dentro del vehículo.

Ellas dos convencidas de estar aún de muy buen ver, siguieron el camino, y hasta llegar a destino, no se percataron de lo sucedido. A saber en qué momento se había perdido el regalo.

Se quedó con la mirada fija en el espejo y se consoló al ver la imagen de una mujer joven, bien arreglada que seguía llamando la atención a pesar de tener hijos en edades escolares.

Durante unos momentos aquello fue como una inyección de energía.

Se había perdido el regalo, eso era muy cierto, pero…casi diría que mereció la pena si lo contrastaba con la alegría del momento en el que ellas se creían  objeto de atención masculina.

Camisas había muchas en los estantes de los almacenes. Momentos como los vividos en el coche, quien sabe cuándo los volverían a tener.

Sonrió a la imagen, y salió  del habitáculo, con la intención de no mencionarlo a nadie. Mañana volvería a comprar el regalo. Y esta vez ya se aseguraría de no soltar el paquete bajo ningún concepto.

 

Setiembre 2017

 

 

sábado, 16 de septiembre de 2017

LA APUESTA


LA APUESTA

Espejismos

 Ante el espejo que la miraba fijamente veía  a aquella persona de aspecto muy  joven, de semblante risueño, y con una amplia sonrisa, pero era ficticio, una fantasía. Había retrocedido en el tiempo. Actualmente ya no era una jovencita. Aquel recuerdo  había quedado muy nítido en su mente, y asomaba muy a menudo a su memoria, como en este instante que estaba contemplándose ante el espejo.

Lo recordaba muy bien todo lo sucedido,  se trataba de una apuesta muy fuera de lo común. Las dos amigas inseparables que querían saber quién de ellas aguantarían mejor la bebida.

Una botella de cava fresca, por cabeza, y para que no fuera sólo una bebida dejaron a su alcance unas almendras para poner en su cuerpo algo más que el líquido espumeante.

Escuchaban un programa de radio que a las dos les gustaba. Y sin saber el motivo, ambas empezaron a reír sonoramente. Quizás fuera debido a los comentarios de los locutores de la emisora. La cuestión fue que las risas se convirtieron en compulsivas, y sin poder remediarlo, llenaron todo el ámbito. No les importaba llamar la atención. Se sentían muy felices, y eso era lo único que les incumbía.

Paró en sus recuerdos, y se quedó absorta ante su propia imagen. La actual. Ahora sin sonrisas.

En aquel tiempo  era normal reír por la cosa más absurda siendo muy usual por sus pocos años. La vida era dulce, amable. Sentirse querida por cuantos la conocían, era para ella la cosa más normal. Siempre había sido de esta manera.

Pero ciertamente que hubo un antes y un después de aquella apuesta tan inusual.

Despertarse a media noche y comprobar que las últimas horas se habían borrado de su mente, le hizo pensar profundamente en el peligro del alcohol.

Lo último que recordaba, era su propia risa y la de su amiga.

La apuesta había quedado en empate.

No hubo ni ganador ni perdedor, solo el residuo de una pesadez constante sobre todo en sus piernas y la mente en blanco,  pues se habían borrado por completo las últimas horas.

Pero algo muy interno la estaba incitando a volver a repetirlo, sin necesidad de que fuera una apuesta. Había quedado grabado en su mente aquel estado semiinconsciente, que le produjo el alcohol. El hormigueo, la sensación de poder volar muy lejos, se quedó en su conciencia, produciéndole una felicidad inmensa. Esa sensación de euforia, ese poder distanciarse de lo que la rodeaba, indudablemente se quedó grabada en su cabeza, como algo imperceptible, pero que estaba allí. Necesitaba llenar aquel vacío, y el alcohol cumplía ampliamente el deseo,

Ante el espejo recordó que entonces no dominaba  ni su cuerpo ni mucho menos sus pensamientos, y eso precisamente lo hacía más atractivo.

Vio claramente que eran un verdadero peligro. Y los peligros suelen atraer como un imán.

Dejó atrás los recuerdos y así borró por completo la imagen de aquella adolescente.  Ahora la que tenía ante sí, era la de una mujer madura cuyos ojos parecían buscar desesperadamente, aquello que necesitaba con urgencia. Aquel rincón era su escondite perfecto, allí entre los utensilios del neceser ocultaba a los ojos de los demás, una pequeña botella. Se decía a si misma que sólo sería un trago corto. Pero nunca cumplía su palabra. Necesitaba sentir en su garganta aquel fuego purificador, se decía a sí misma tratando de convencerse.

Le imagen del espejo la miraba entre enojada y compadecida, mientras ella,  se preguntaba con amargura, cómo había podido llegar a este estado.

Cada vez le costaba más mantener el secreto a sus familiares. Se prometía que no volvería a repetir la acción, pero sabía que no lo cumpliría. Antes de salir mientras se enjuagaba la boca repetidas veces  con agua y pasta dentrífica, se miró por última vez al espejo. Hasta ahora le había dado buen resultado, confiaba en que siguiera de esta manera. Y aunque se sentía mal, comprendía  que sin ayuda, no lograría salir del bache, que ella misma había propiciado.

Se despidió de la imagen del espejo que le transmitió audazmente una mirada llena de miedo y desaliento.

Se alisó la ropa, cerró la luz, y salió para estar a punto cuando llegaran sus familiares. Nunca nadie había sospechado nada y esperaba que todo continuara de la misma manera.

No era la primera vez que se decía a sí misma…”todo empezó  por una apuesta absurda”

 

Julio 2017

martes, 5 de septiembre de 2017

OCIO


OCIO

Espejismo

El cristal estaba empañado por el vaho que se había formado con el agua caliente.

Trató de visualizar la imagen, pero primero tuvo que frotar la superficie con una toalla seca. Hecho esto se recreó en la figura que tenía delante.

Era ella, pero no parecía la de siempre. Cosa inaudita el rostro mostraba una alegría fuera de lo común. Por lo menos lo habitual en los últimos meses.

Era su último día del trabajo que durante un largo año había desempeñado con más o menos brío, según el día, pero que aunque a veces le resultara extenuante, sabía que era el sustento para poder vivir con una cierta comodidad.

Mañana a estas horas estaría delante de otro espejo. Uno ante el cual nunca se había inspeccionado.

Se merecía unas vacaciones y además podía cumplir con ese deseo. Y ante esta gran verdad su rostro transmitía una alegría completamente inusual.

Cuando llegará al lugar que sería su nuevo hogar durante pocos días, sabía que lo primero que haría sería contemplarse en otro espejo. Allí descubriría su estado de ánimo. Intuía que estaría lleno de agradables sensaciones. De momentos de descanso. De relax ante ese mar tan añorado durante los meses anteriores.

En su equipaje no faltarían ni sus sueños ni una buena lectura.

Se miraba ahora en el espejo actual y ya mostraba un rostro distinto al de pocas horas antes, cuando todo era estrés por terminar el trabajo que tenía pendiente.

Todo en la vida era cíclico.

Ahora estaba ante un cambio radical, que durante un corto espacio de tiempo serviría para reponer fuerzas.

Esto era lo que le estaba mostrando la imagen del espejo.

Luego ya vendrían otros momentos en los que volvería a entablar una lucha con sus obligaciones, pero ahora sólo tenía en mente los próximos días en los cuales su obligación sería la de disfrutar de la vida.

Y con esta idea, acabó de limpiar el espejo, para olvidarse por unos días de lo que la había rodeado en los meses anteriores.

Quería dejar espacio para esos días que se sucederían a partir de mañana mismo.

 

Septiembre 2017