jueves, 21 de septiembre de 2017

ILUSIONES


ILUSIONES

Espejismo

 

Se miraba en el espejo mientras recordaba lo sucedido hacía escasas horas. El día había empezado pensando que por lo menos durante la mañana sería diferente. Ir de compras con su amiga era un aliciente.

Una vez hecha la compra, una tontería para su pareja. Dos camisas para completar el vestuario. El regalo era lo de menos, lo interesante era comprobar que aún mantenían la ilusión para este tipo de celebraciones.  Dejó la bolsa en la silla vacía que estaba a su lado, mientras charlaba con su amiga de las cosas más cotidianas. Los hijos por supuesto  ocupaban el mayor espacio.

Tras mirar el reloj, decidieron que ya era hora de volver a la rutina de la casa. La bolsa con las dos camisas las llevaba en una mano, mientras que en la otra tenía cogido el bolso. Sí… ese bolso donde caben las cosas más imprevisibles.

Le costó encontrar las llaves del coche. Por fin liberó una mano, y tras abrir la puerta ella y su amiga se metieron dentro, dirigiéndose  su casa.

Por el camino aún seguían hablando de las cosas más banales.

No obstante les llamó la atención, que un coche detenido ante el semáforo les hiciera señales. Sus caras eran muy sonrientes por lo que las dos se sintieron henchidas de orgullo, por el motivo que aún despertaran en los hombres una admiración. Ya eran madres y este acto tan sencillo hizo que se sintieran más animadas que de costumbre. Máximo cuando otro coche que las adelantó, también hizo unas señas amigables.

Ahora ante el espejo, recordaba que en aquellos momentos, las dos se sintieron muy halagadas.

Ahora  se miraba en el espejo y no sabía si reír o llorar.

En primer lugar aquellos hombres que les hicieron señales, no eran porque fueran dos mujeres bonitas. Simplemente les estaban indicando que encima del coche llevaban un paquete, que irremediablemente lo perderían si no paraban para ponerlo dentro del vehículo.

Ellas dos convencidas de estar aún de muy buen ver, siguieron el camino, y hasta llegar a destino, no se percataron de lo sucedido. A saber en qué momento se había perdido el regalo.

Se quedó con la mirada fija en el espejo y se consoló al ver la imagen de una mujer joven, bien arreglada que seguía llamando la atención a pesar de tener hijos en edades escolares.

Durante unos momentos aquello fue como una inyección de energía.

Se había perdido el regalo, eso era muy cierto, pero…casi diría que mereció la pena si lo contrastaba con la alegría del momento en el que ellas se creían  objeto de atención masculina.

Camisas había muchas en los estantes de los almacenes. Momentos como los vividos en el coche, quien sabe cuándo los volverían a tener.

Sonrió a la imagen, y salió  del habitáculo, con la intención de no mencionarlo a nadie. Mañana volvería a comprar el regalo. Y esta vez ya se aseguraría de no soltar el paquete bajo ningún concepto.

 

Setiembre 2017

 

 

2 comentarios:

  1. Pues esto me recuerda que el otro día decidí hacer la gran limpieza de papeles y tirar los apuntes de la carrera, que ya no sirven más que para ocupar sitio. Tanto me animé tirando carpetas, que fue también al contenedor una con documentos para una gestión importante, certificado médico incluido. La minucia ha traído como consecuencia que no pueda reclamar un dinero y que perdiera 180€. Como verás no todo es ficción. Eso sí, el altillo ha quedado como una patena.
    Muy bueno y real el relato.
    Besos

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    1. Desde luego queda demostrado que no se puede ser demasiado limpia y ordenada. Lo contado por mi, le sucedió a una amiga, y me lo contaba muerta de risa. Besitos y gracias por leer y comentar.

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