REUNION
Estando
reunidas siendo adolescentes, mis amigas y yo quedamos en vernos cuando
hubieran transcurrido treinta años, en tal día como hoy. El día de Reyes era lo
suficientemente señalado para que no se nos olvidara.
Estuviéramos
donde estuviéramos, deberíamos dar señales de vida. Nos podríamos explicar
todas las cosas que nos habían sucedido en todo el tiempo que dejamos de
vernos.
Y ese
día por fin había llegado.
Yo lo
esperaba con impaciencia, ¡tenía tantas cosas para contarles!
Las
había ido recopilando mentalmente durante todo el tiempo y ahora tendría la
enorme alegría de estar con ellas disfrutando de su compañía y podría escuchar
cómo las había tratado la vida durante aquel tiempo.
Yo
estaba pletórica de alegría.
Las
veía igual, parecía que el tiempo no
había pasado.
Todas
queríamos hablar a la vez. Ese aspecto no había cambiado para nada.
Quizás
era yo la que más destacaba por tener una gran familia, y disfrutaba explicando
con pormenores, cómo había superado todos los contratiempos sucedidos en aquel
tiempo desde que dejamos de vernos asiduamente.
Realmente
éramos felices. Hablábamos atropelladamente, igual que cuando éramos
adolecentes, que las tres queríamos destacar con nuestras aventuras.
Nos
reímos. Nos abrazamos, y sin saber exactamente el motivo acabamos llorando.
¿De
felicidad?
¿De
tristeza?
De
repente todo se esfumó. Comprendí que llorábamos de tristeza.
Mi
llanto era mucho más potente que el suyo. Lo pude entender en cuanto me di
cuenta de lo que realmente me estaba sucediendo. Todo había sido un sueño.
Cuando
me acosté la noche anterior, sé que no
pude reprimir el recuerdo de aquella promesa hecha con la ingenuidad de la
adolescencia.
Durante
aquellos treinta años, mis dos amigas habían fallecido. Mi recuerdo al meterme
en la cama fue para ellas. Había llegado el momento de reunirnos, pero ellas no
estaban.
Y
ellas, cabales y conscientes de su
palabra dada, acudieron en sueños, para estar conmigo.
Durante
un buen rato seguí llorando mientras recordaba lo bonita que había sido nuestra
amistad. Bonita precisamente porque la disfrutamos en esos años, en que todo nos parecía maravilloso.
Una
amistad que solamente logró romperla la
muerte.
Pero
ellas fieles a su promesa, acudieron a la cita.
En sueños, pero acudieron
Enero
2018
Indefectiblemente el estado emocional no abandona a mi querida mujercita en ningún momento que siempre le recuerde algún hecho de antaño. En la actualidad, la desaparición de otras dos personas muy allegadas nuestras en poco tiempo, reavivó su estado anímico Y Ojalá, no se traduzca como en otros tantos sueños que tuvo hasta ahora, en parecida realidad. Änimos mi querida Tere, piensa en que somos los bisabuelos más estimados de la nuestra familia. (No hay otros, los demás lo son por parentesco político).
ResponderEliminarQuerido marido. Me estoy riendo yo sola en el comedor. Somos una caricatura de la sociedad actual. Estamos leyendo ambos en silencio. Te levantas y en tu PC. me mandas este escrito. Nos conocemos desde hace más de sesenta años... tenemos muchos recuerdos en común. Yo también te quiero aunque no lo diga en voz alta. Besitos
ResponderEliminarQue bonito Teresa, triste y precioso . . . Aunque esos sueños nos dejen tristes, es la única manera de reunirnos con los que ya partieron. Un beso muy grande
ResponderEliminarMe alegro si te ha gustado, ciertamente resulta triste, pero está basado en hechos reales más o menos. Un abrazo
Eliminarme encanta vuestra imagen, la de Carlos y tuya en vuestro salón leyendo y comunicandoos con el ordenador y con alguna que otra mirada.
ResponderEliminar!Qué suerte!
Gracias Marga. Acabamos de cumplir muuuuchos años de casados, y miro atrás y me parece ver un camino con dos figuras a contraluz. Somos nosotros dos sorteando obstáculos. Hemos tenido suerte y.... en más de una ocasión PACIENCIA. Agradezco tus palabras, un abrazo
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