lunes, 13 de noviembre de 2017

EL SILENCIO


EL SILENCIO

Cuando se han vivido muchos años en la misma casa, compartiendo el espacio, y sobe todo el ambiente dinámico que conlleva una familia numerosa, con diferentes preferencias musicales, cuando a través de una puerta cerrada, se oye determinada música, y dos puertas más lejos otra melodía suena al unísono, donde se entremezclan las voces, las risas o los llantos, cuando estas cosas suceden a diario, encontrar un momento de silencio es casi un milagro.

Y ese milagro es el que cuando ocurre te hace pensar en mucha cosas.

Es difícil concentrarse en la cosa más insignificante, porque tus oídos  están colapsados por diversos ruidos a diferentes decibelios.

Bienvenido ese silencio, fruto de la ausencia momentánea de los inquilinos de la casa. Cuando sale el último por la puerta llevándose consigo el suspiro de la última canción de moda, es cuando se puede valorar por completo, esa quietud, ese reposo. El silencio de repente se convierte en nuestro aliado para conseguir una paz y una serenidad muy necesaria.

Conseguido este estado anímico, nos parece que la vida tiene otro sentido.

Obtener esos momentos nos hace meditar sobre esas cosas que normalmente no tenemos posibilidad de hacer debido a la incesante  cantinela de murmullos que parecen nacer tras las puertas cerradas de mi hogar.

El silencio se me antoja algo denso, algo que incluso puedo acariciar con mis manos, mientras dejo en blanco mi mente.

Solo  estamos el silencio y yo.

Me recreo en este momento.

Creo que mis oídos van a estallar, por la solidez muda que me envuelve.

Lo disfruto a sabiendas que no durará demasiado. He de aprovechar este momento único.

El silencio y yo a solas.

Septiembre 2017

4 comentarios:

  1. El silencio es algo que yo también disfruto, ese momento conmigo mismo es indescriptible, puedo analizar mejor ciertas situaciones o simplemente puedo no pensar, quedarme en blanco y relajarme.
    Debo confesar que a pesar de amar esa quietud, cuando me encuentro a solas demasiado tiempo extraño las voces de mis hijas, sus risas, sus discusiones, el volumen alto de la televisión del programa que mi esposo está mirando.
    El silencio es bueno pero en exceso abruma.

    Besitos Tere.
    Siempre te recuerdo y gracias por compartir tus escritos conmigo.

    ResponderEliminar
  2. Ahhh Mariela qué ilusión verte por aquí y que me hayas dejado un comentario. Muchas veces mis escritos se pierden y no se pueden leer. Me lo han comentario varias amigas. Yo también te recuerdo con mucho cariño. Ya ves los años pasan, y no nos olvidamos, eso es buena señal. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Hola: DE pronto y sin saber ni cómo ni por qué Google me trae escritos tuyos, que antes no trajo. Iré contestando a todos, si tengo la suerte de que comentado este me vuelvan a aparecer, porque Internet es un misterio insondable.
    Me gusta mucho este post. Yo no tengo ni he tenido nunca tanta familia, ni por tanto casa tan ruidosa, pero sé qué es el silencio. Y menos mal que lo valoro y vivo mi tiempo casi con pasión, pues ahora excepto la cena y las cosas que haga por ahí sola estoy. Leer y escribir y música y saber que cada minuto que transcurre es para mi persona, cuando tanto he carecido de ello, puede llegar a ser un placer. Te felicito por reflejarlo tan bien

    ResponderEliminar
  4. Es verdad que ocurren cosas muy raras, cosa que fastidia bastante. Pero bueno me alegra que hayas podido llegar hasta aquí, y esperemos que no se vuelva a torcer la cosa. Gracias por tu comentario, que tengo muy en cuenta. Si te ha gustado quiere decir que no está mal del todo, eres una experta en la escritura. Un abrazo

    ResponderEliminar