domingo, 29 de marzo de 2020


Nuestro mundo

Se hallaban reunidos en aquel lugar inmenso e infinito todos aquellos que de alguna manera se habían sentido ultrajados, desdeñados y por supuesto heridos de muerte.
Ahora en aquella congregación se iba a tratar de sanar lo que en muchos años se había ido deteriorando.
Surgieron muchas voces que pedían justicia, eran unas voces que apenas se escuchaban, pero que al estar todas de acuerdo estaban provistas de  mucha fuerza. Tenían que atacar a todos los que de alguna manera les había infringido el daño.
La respuesta fue unánime. Atacarían a la humanidad. Lo harían de una manera salvaje. No tendrían piedad.
Alguien allí presente se atrevió a decir “¿Tanto daño queremos hacer?”
Y un pesado silencio los envolvió. Pero en el aire flotaba “Todo el mal que la humanidad nos ha hecho a nosotros”
Y decidieron atacar.
No tuvieron compasión, golpearon a todo el Planeta. Era una represalia en toda regla.
Sin palabras entre ellos, tal como se habían reunido, se fue diluyendo la congregación. Los mares, los océanos, los ríos, los bosques, los prados, las llanuras, las majestuosas rocas y las piedras más insignificantes se unieron, para dar un escarmiento a la humanidad.
Estaban seguros que, tras su paso por la Tierra, la actuación de los seres humanos sería distinta. Habían tenido tiemplo para reflexionar, para concienciarse de todo el daño que durante décadas habían hecho. Ahora tenían mucho tiempo para reflexionar.
Es una fantasía hecha realidad. Teresa Vidal. Marzo 2020.

domingo, 22 de marzo de 2020


Estos días en casa tenemos pocas distracciones
Paseos arriba y abajo por el pasillo, contando los pasos, no fuera caso que se me escapara alguno. Mirar por la ventana del comedor, y comprobar que el asfalto está vacío, ahora por allí se pasean osadas las palomas, supongo que en busca de alimento, ya que al no haber niños en la plaza, no hay migajas de ningún tipo.
Y llego a la conclusión que incluso las aves voladoras notan que algo no va bien, aunque no saben a qué es debido.
Vuelvo a pensar que debería aprovechar tantas horas en casa, para ordenar cosas que voy dejando, pero…no me apetece, y no lo hago. Y me digo “En mi mente mando yo” Y me quedo más conformada.
En uno de los momentos pongo la televisión, y están dando un reportaje desde Italia. El ejército, se lleva en sus camiones a los fallecidos, para incinerarlos. Todo es silencio.
Todo es soledad, no hay nadie que los pueda acompañar, porque también allí están todos confinados.  Siento un nudo en la garganta.
Y sin poderlo remediar, me viene a la memoria la rima de Gustavo Adolfo Béquer.
“¡Dios mío, que solos se quedan los muertos!”
Y con el corazón encogido, apago la tele, y vuelvo a mirar por la ventana. Intento no pensar negativamente.

Marzo 2020

sábado, 21 de marzo de 2020


Aprendiendo a vivir
Son la gran novedad los días actuales.
El miedo a enfermar ha dejado a la humanidad histérica por completo.
Se han vaciado las estanterías de los supermercados, y la gente parece que no ve más allá de la comida envasada, todo lo que esté herméticamente cerrado sirve, y hacen acopio de ello, sin pensar en dejar algo para quien llegue detrás.
La larga espera en la caja del super, para pagar mi exigua compra me ha dejado sumamente cansada. Ante mí, tenía tres carros repletos de comida y bebidas, he tenido que esperar un buen rato.
Una vez en mi casa, compruebo que todo lo que he podido comprar cabe en un pequeño armario de la cocina.
Me siento desmoralizada y temo que se me haya contagiado la histeria. Luego recapacito y como tengo por costumbre me dirijo a la ventana del comedor, para poder saborear a mi gusto la plaza que tengo delante. Está completamente vacía. No hay gente, sólo algún que otro viandante con su mascota.
No circulan apenas coches, el asfalto está vacío, hay poco ruido. Mucho menos que un domingo cualquiera.
Normalmente estar detrás de los cristales en muda contemplación me sirve de relax. Confío que esta vez no me falle, porque me doy cuenta que lo necesito.
Al cabo de un rato, me siento ante la TV, que indefectiblemente están hablando de lo mismo. Virus, contagio, y sobre todo miedo que se propague creo que incluso a través de la pantalla.
Recapacito y pienso, que tengo que aprender a vivir de nuevo, sin estar con el estrés que actualmente rodea a la humanidad.
Como sea, pero he de conseguir serenarme, quitarme de la cabeza, que estamos expuestos a contagiarnos, y me digo a mí misma que no va suceder nada, nada que no tenga solución.
Y con ese ánimo me meto en la cocina para preparar algo de comida. Al fin y al cabo, hoy es un día como otro cualquiera, y con ese pensamiento parece que todo vuelve a la normalidad.
Marzo 2020



miércoles, 11 de marzo de 2020


El mote
Mañana cumplirá cincuenta años, y a mí, me parece que fue ayer cuando nació.
No se borran los recuerdos, por mucho tiempo que haya pasado, las fotos de antaño desde luego ayudan a no olvidar. Una de estas fotografías es del día que cumplía un año, y gateaba, aún no se soltaba a andar.
Pero quizás una de las cosas que más se me han quedado, es que cuando empezó a hablar, con su media lengua, le costaba decir según que nombres, y no había manera que deletreara el nombre del hermano mayor. El pobre lo intentaba, pero al ver sus fracasos, él mismo decidió por su cuenta y riesgo, decir algo parecido, en solo dos sílabas. Sonaba raro pero nos hizo gracia a toda la familia, y fuimos nosotros los que adoptamos aquel nuevo nombre. No lo voy a repetir, porque es de risa. Mi padre muy sabiamente dijo que corrigiéramos al pequeño parlante, ya que al hermano mayor se le iba a quedar para siempre aquel alias. Toda la familia dijimos que en cuestión de pocos días olvidaríamos aquellas dos sílabas y le llamaríamos por su nombre como habíamos hecho siempre.  Pero mi padre tuvo razón. Por eso deben decir que sabe más el diablo por viejo, que por diablo.
El hermano mayor tiene más de sesenta años, y sigue todavía con aquel nombre corto y sonoro, que se ha hecho extensible a toda su familia, ahora son las dos silabas, pero en plural, cuando nos referimos a ellos.
Si en el momento de bautizarlo de nuevo me hubieran jurado que iba a suceder esto, me hubiera echado a reír. Pero la vida a veces te enseña cosas que nunca las hubieras imaginado.
Febrero 2020