domingo, 29 de marzo de 2020


Nuestro mundo

Se hallaban reunidos en aquel lugar inmenso e infinito todos aquellos que de alguna manera se habían sentido ultrajados, desdeñados y por supuesto heridos de muerte.
Ahora en aquella congregación se iba a tratar de sanar lo que en muchos años se había ido deteriorando.
Surgieron muchas voces que pedían justicia, eran unas voces que apenas se escuchaban, pero que al estar todas de acuerdo estaban provistas de  mucha fuerza. Tenían que atacar a todos los que de alguna manera les había infringido el daño.
La respuesta fue unánime. Atacarían a la humanidad. Lo harían de una manera salvaje. No tendrían piedad.
Alguien allí presente se atrevió a decir “¿Tanto daño queremos hacer?”
Y un pesado silencio los envolvió. Pero en el aire flotaba “Todo el mal que la humanidad nos ha hecho a nosotros”
Y decidieron atacar.
No tuvieron compasión, golpearon a todo el Planeta. Era una represalia en toda regla.
Sin palabras entre ellos, tal como se habían reunido, se fue diluyendo la congregación. Los mares, los océanos, los ríos, los bosques, los prados, las llanuras, las majestuosas rocas y las piedras más insignificantes se unieron, para dar un escarmiento a la humanidad.
Estaban seguros que, tras su paso por la Tierra, la actuación de los seres humanos sería distinta. Habían tenido tiemplo para reflexionar, para concienciarse de todo el daño que durante décadas habían hecho. Ahora tenían mucho tiempo para reflexionar.
Es una fantasía hecha realidad. Teresa Vidal. Marzo 2020.

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