Aprendiendo
a vivir
Son
la gran novedad los días actuales.
El
miedo a enfermar ha dejado a la humanidad histérica por completo.
Se
han vaciado las estanterías de los supermercados, y la gente parece que no ve
más allá de la comida envasada, todo lo que esté herméticamente cerrado sirve,
y hacen acopio de ello, sin pensar en dejar algo para quien llegue detrás.
La
larga espera en la caja del super, para pagar mi exigua compra me ha dejado
sumamente cansada. Ante mí, tenía tres carros repletos de comida y bebidas, he
tenido que esperar un buen rato.
Una
vez en mi casa, compruebo que todo lo que he podido comprar cabe en un pequeño
armario de la cocina.
Me
siento desmoralizada y temo que se me haya contagiado la histeria. Luego
recapacito y como tengo por costumbre me dirijo a la ventana del comedor, para
poder saborear a mi gusto la plaza que tengo delante. Está completamente vacía.
No hay gente, sólo algún que otro viandante con su mascota.
No
circulan apenas coches, el asfalto está vacío, hay poco ruido. Mucho menos que
un domingo cualquiera.
Normalmente
estar detrás de los cristales en muda contemplación me sirve de relax. Confío
que esta vez no me falle, porque me doy cuenta que lo necesito.
Al
cabo de un rato, me siento ante la TV, que indefectiblemente están hablando de
lo mismo. Virus, contagio, y sobre todo miedo que se propague creo que incluso
a través de la pantalla.
Recapacito
y pienso, que tengo que aprender a vivir de nuevo, sin estar con el estrés que
actualmente rodea a la humanidad.
Como
sea, pero he de conseguir serenarme, quitarme de la cabeza, que estamos
expuestos a contagiarnos, y me digo a mí misma que no va suceder nada, nada que
no tenga solución.
Y
con ese ánimo me meto en la cocina para preparar algo de comida. Al fin y al
cabo, hoy es un día como otro cualquiera, y con ese pensamiento parece que todo
vuelve a la normalidad.
Marzo
2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario